Así fue la Feria Masticar 2014
Por tercer año consecutivo, se llevó a cabo este evento que duró 4 días, de jueves a domingo, y que reunió más de 80.000 personas bajo el lema “comer rico hace bien”.
La Feria es organizada por el grupo A.C.E.L.G.A (Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina) con el apoyo del Gobierno de la Ciudad de Buenos. Se realizó en el en El Dorrego – Distrito Audiovisual (Zapiola 50, C.A.B.A).
Las entradas se conseguían por anticipado en Ticketek o en la puerta, por un valor de $50 y para consumir adentro era necesario comprar los “billetes Masticar”, una especie de Monopoly con una compra mínima de $100. En caso de sobrarte billetes, a la salida podías canjearlos de vuelta por plata original.
La Feria contó con 40 stands de chefs reconocidos y más de 80 productores rurales, maestros queseros, fiambreros, asadores, panaderos, cocineros y aficionados de la cocina. Además estuvieron los clásicos túneles de vino y cerveza (sommeliers especializados de cada bodega y cervecería te hacían degustar una copa, dando pequeñas charlas sobre los atributos de cada bebida).
En los dos auditorios del lugar se brindaron clases y charlas donde además de hablar de comida, incorporaron una jornada de coctelería.
Por el lugar transitaron todos los chefs reconocidos del país y varios famosos que no se pudieron perder la oportunidad de comer en una feria bastante “taaap” (tengo fotos cholulas, morirán en mi cajón).
Y ahora vamos a lo que estaban esperando: ¿QUÉ COMÍ Y DE DÓNDE?
El día viernes arranqué ‘liviano’ con un pancho de “Austria”. Consistía en salchicha «tipo alemana», hervida, con guacamole y nachos arriba (opcional salsa picante, que no acepté porque estaba en horario laboral y ante todo, profesionalismo (??)). Su valor era de $30. Lo mismo me costó el año pasado un pancho con salchicha a la parrilla, y arriba una salsa compuesta por verduras y picante que sinceramente y sin exagerar, fue el mejor pancho de mi vida (y jamás lo volví a conseguir). El pancho de Austria lo podría haber hecho en mi casa por menos de 1/4 de lo que costó éste.

Lucy Puì
Mi siguiente elección fue otro bocado salado: Sándwich (que en realidad era un bagel) de Salmón en “Nucha”. El bagel constaba de salmón rosado fresco en pedacitos, rúcula, tomate y una salsa. Exquisito pero no para llenarse y costaba $60.

Bagellll by Lucy Puì
Por la tarde, corrí a mi ya conocida «Compañía de Chocolate», donde probé un exquisito helado el año pasado, y ahora tampoco podía decepcionarme. Lamentablemente, por el horario, me quedé sin dulce de leche brownie, la ‘joyita’ del lugar. Pero pedí uno de chocolate suizo y mora que estaba excelente también. $40 este vasito que no era el de 1/4.

Selfie con amigos y Mojito
Probé un panqueque de banana split que pidieron mis amigos de Rolling Chicken (zarpado en dulce de leche). No daba más del empalago pero me quedaba un pendiente que había visualizado a la mañana. Un café extremadamente espeso y de sabor particular en “La Tienda del Barista”. Pedí un cappuccino, de $30 y todavía puedo saborearlo. In-cre-í-ble, preparado en el momento, con cafeteras muy extrañas que según el dueño, todavía no se venden en ningún lado (y parecían algo así como una pipa de agua *me contaron, obvio*).

Mis directores de cine favoritos rockeando morfi, by Lucy Puì

La artesanía cafesosa by Lucy Puì
El día sábado me encontré con otro panorama. 200 veces más la cantidad de gente que había el viernes. Así que las fotos de la cámara que pueden ver, es el hormigueo que padecí.
Cola de aquí, cola de allá, me tenté con unos “sándwiches” de “carne” que vi al pasar por “Celigourmet”. Resultó ser un sándwich de pastrón (o pastrami). No sé si alguna vez tuvieron la oportunidad de probarlo, en mi caso, no recordaba haberlo hecho y me encontré con algo singularmente exquisito. Se trata de un producto hecho con carne roja, generalmente ternera u otro corte tierno, sometido a un proceso de salmuera y condimentos. Finalmente se ahúma y se sirve en bifecitos o cuasi fetas en sándwich de pan casero con salsas u ensaladas. En mi caso, el menú era pastrón con mostaza relish y pepinos (en vinagre). DE-LI-CIO-SO. Valieron los $60 que costaba.
Luego fui directo al postre, uno que me había llamado la atención el día anterior por la cara de chiflados de los vendedores-Frankenstein. Se trata de “Laboratorio de Helados”. Un lugar muy particular. El helado lo fabricaban en el momento, con nitrógeno y estas máquinas y sólo habían tres sabores: Frutilla con crema espumosa de vaca (?), chocolate amargo (70% cacao) y una leve infusión de naranjas y el que pedí yo, dulce de leche con coco rostizado o algo por el estilo. Esta canastita de un sabor, costaba $45 y podría decir que fue el mejor helado que probé en mi vida. De textura mucho más cremosa que los habituales y un sabor concentrado paradisíaco.
Cuando llegó mi amiga Pauly nos pusimos de acuerdo en comer tortas/tartas así que fuimos directo a dos puntos: “Maru Botana” y “Nucha”. Me decidí por Nucha, un cuadrado de cheescake delicioso ($40) y Pauly optó por una porción de torta en lo de Maru ($45). Todo más que rico, pero las tortas en lo de Maru volaban y el tamaño de las porciones dejaban que desear (es un moje el paladar y vaya a comprarse la torta entera al local).
Con esto llenamos nuestros estomagotes (además de reservar espacio para el tapeo y joda de la noche).
Dejo otras fotos de recomendados.
Los que se perdieron de este evento, el año que viene tienen una cita con Masticar 😉
Lucy Puì.-